domingo, 17 de octubre de 2010

Las damas de rojo. Me adhiero

Hay cosas por las que merece la pena luchar, para mi una de ellas y fundamental es la libertad y espero no dejar de hacerlo nunca. Por ello, reproduzco una voz importante para que su eco tenga un alcance algo mayor, aunque sea mínimo... tal vez, merezca la pena.

Yo conozco un puñado de mujeres, víctimas de ETA que, seguramente, serían capaces de ponerse un pañuelo rojo en la cabeza y echarse a la calle a decirle a Zapatero que no puede negociar con terroristas pisoteando el sacrificio de sus seres queridos. Y elijo el rojo, no solo porque es el color de tanta sangre derramada, sino porque también encarna la vergüenza que tantos españoles sentimos al vernos gobernados por quienes ya han cocinado a nuestras espaldas la entrada de ETA en política. Será en las próximas municipales y lo harán por la puerta grande si no lo remediamos.

No hace mucho tiempo las víctimas tuvimos la capacidad, el coraje, y la solidaridad del pueblo para manifestarnos con idea de parar el ultraje que suponía rendirse a las exigencias de quienes usan el terror como arma negociadora. Hoy por hoy tenemos la misma preocupación de ayer, la misma rabia y las mismas ganas de exigir justicia, a gritos si es necesario, pero no sabemos por donde empezar. Ya se encargó bien la mano negra de Zapatero de deshacer la sólida unidad de las víctimas, seguramente eran demasiado sensibles y vulnerables,y fue un trabajo fácil. Y le dejamos hacer, permitimos que el «chivatazo del Faisán» no acabará con la larga y tortuosa carrera política de Rubalcaba y él siguió tejiendo el entramado de cesiones que nos ha llevado a donde estamos hoy. Y si no conseguimos reaccionar, seremos impotentes espectadores del mayor de los engaños, cuando una simple frase dicha con desgana, del tipo «Rechazamos la violencia» les bastará a los verdaderos asesinos de tantos inocentes para sentarse en nuestros ayuntamientos desde donde gobernarán con nuestro dinero para finalmente lograr lo que empezaron a tiros. Al igual que un falso arrepentimiento escrito les ha bastado a muchos asesinos para salir de prisión.

Yo ya estoy buscando el pañuelo rojo para salir a pedir justicia pero no sé quién me seguirá. Me gustaría que lo hicieran todas las mujeres que se rebelan ante esta humillación: Ana, la mujer de Gregorio; María Jesús e Irene su hija; Mapi, viuda de Múgica; Conchita de Blanco; Mari Mar; Mayte; Pilar Elías; Pilar, la hija de Máximo; Pilar, la madre de Joseba; Toñi, la madre de Silvia; Rosa, la madre de las mellizas; mi madre, y tantas otras madres que conozco y llevo en mi corazón, tantas hermanas, esposas e hijas con nombre propio como todas las demás a las que no olvido, aunque no pueda citar y que me consta que no quieren más ley que la que escriba bien claro que «Los terroristas no pueden verse nunca legitimados por el reconocimiento de su causa política y la excarcelación de sus presos».

Quizás ellas me sigan, quizás nosotras podamos empezar una marcha a la que se unirán los padres, hermanos, hijos, de quienes fueron asesinados y todos aquellos que a pesar de no haber sufrido el azote terrorista exigen que no haya impunidad, que no haya beneficios y, sobre todo, que ETA no logre finalmente imponer su proyecto político, gracias a un gobernante oportunista que quiere ser recordado por la proeza de lograr una paz con la gloria cuarteada. Corre usted el riesgo Sr. Zapatero de pasar a la Historia como un gobernante que se pliega con facilidad a las exigencias terroristas. ¿O quién cree usted que compone Batasuna? ¿A qué piensa que aspiran los que están dentro de ella? Es mentira, nos están engañando, no es verdad que todos los proyectos políticos son válidos, el de ETA no lo es, con o sin violencia, no lo es, repito. Usted lo sabe Presidente, pero no le importa en absoluto, como no le importa la unidad de España, ni el futuro de este gran país que se desmorona. Usted quiere oír esa frase mágica de Batasuna, ese «abracadabra» que a los etarras les abrirá las puertas de las cárceles y de los ayuntamientos, y a nosotros nos cerrará las de la libertad y la justicia.

Siempre le ví como un idealista, Sr. Zapatero, y en eso nos parecemos, la diferencia es que mi sueño es que un terrorista sea visto como lo que es, un criminal y nadie, ni usted ni ningún premio nobel o mediador internacional, puede caer en la tentación de ponerlo al mismo nivel de las víctimas. Por el contrario, su objetivo disfrazado de ideal es un final negociado donde todos renunciemos por igual, donde, borradas las culpas, casi por decreto, los terroristas llegarán a gobernarnos, quedando reconocida la eficacia del terror. Estoy buscando mi pañuelo rojo o verde por aquello de la esperanza, y confío en que quienes quieran parar está negociación con ETA se unan a mí y salgamos todos a la calle a reclamar la justicia que nos quieren robar todos los que están cociendo a nuestras espaldas un nuevo pacto con ETA. Reconozco que el plato está a punto de ser servido, así que, o nos damos prisa o nos lo comemos.

P.D. Quien quiera salir conmigo a la calle para parar la indignidad de esta negociación encubierta con ETA, puede ponerse en contacto conmigo, a través de mi página web: www.teresajimenezbecerril.com

Puede leer este artículo en ABC Sevilla.


Teresa Jimenez Becerril.

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