Los sindicalistas nos han convocado a manifestar nuestro descontento ante la “reforma laboral”. Luchan (y más que lo harán el miércoles con todas sus armas) contra el cambio en la indemnización en un despido y otras reformas de flexibilización del mercado laboral.
Yo también, al igual que los sindicatos, no veo con buenos ojos las medidas propuestas, pero especialmente me encuentro diametralmente en contra de los poderes (y su doble moral) que han llevado a España a la situación actual.
Me posiciono en contra del abaratamiento del despido. No creo que como causas de no contratación y despidos se encuentre el coste actual indemnizatorio (que supone una garantía social que sino asumiría el Estado).
El Gobierno en lugar de tomar medidas tardías debe procurar incentivar a la contratación:
- Descuento de pagos a la Seguridad Social para empresas que plantean resultados negativos significativos si no despiden.
- Descuento en el IRPF a pagar por la empresa por nuevo contrato indefinido realizado (especialmente para mayores de 50 años y jóvenes).
Se ha encargado de despilfarrar todo lo conseguido durante años vía subvención sin retorno a cine, sindicatos, políticos, asociaciones culturales…, creación de informes por amigos, “planes E”, Alianza de Civilizaciones o contratación de grandes cupos de funcionarios con grandes derechos y pocas obligaciones.
Y por supuesto, critico enérgicamente a los convocantes de la huelga que han sido coparticipes de este escarnio nacional que supone la mayor tasa de paro de los países desarrollados, continuar con las desigualdades entre trabajadores con idénticas responsabilidades y la creación en la sombra de la generación NI-NI, ni estudian ni trabajan. Eliminando las aspiraciones de una, mi generación.
Recuerdo, que estoy en contra de las medidas que se van a tomar como conjunto, pero no puede ser de otra forma mientras continue la desigualdad y “deslibertad” para mayoritariamente todos los componentes de la Sociedad.
Gobiernos durante décadas y falsos representantes de de los trabajadores han permitido que existan privilegiados con grandes sueldos asegurados de por vida bien protegidos por ley (políticos, liberados que NO delegados sindicales o representantes de ONG’s ). Así como diferencias de sueldo, derechos y obligaciones entre personas que trabajan para el estado frente las que lo hacen para un tercero (casta funcionarial).
Voy a servirme de 3 ejemplos de situaciones que no son nuevas, ni con ni sin crisis:
a) Una persona que empieza a trabajar como licenciado en prácticas tiene un sueldo de 0-600 euros mensuales. Esta situación según el sector puede llegar a durar años sin que el Estado ni sindicatos hayan puesto impedimento incluso en época de bonanza económica.
b) PER en Andalucía: Increible, simplemente sin palabras este sistema que fomenta la vagancia e indolencia.
c) Existencia de inmigrantes ilegales siendo explotados por todo tipo de entidades, cobrando unos 600 euros al mes sin sustento familiar… que se pasen por los campos europeos subvencionados, la construcción o la limpieza de su ayuntamiento…
Como ya he comentado, esto no es nuevo. ¿Dónde estaban los sindicatos de la huelga? ¿y los defensores de los derechos sociales?... seguramente disfrutando de la liga de las estrellas…
La consecuencia de su desidia ha sido muy grave, las personas con menos derechos ya han sido expulsadas gratuitamente del sistema laboral (becarios sin indemnización por supuesto, contratos temporales e inmigrantes… alguno hasta ha sido repatriado).
Creo que hace falta menos huelgas y más trabajo para hacer de este maravilloso país (con su clima y su gente) un lugar con más igualdad ante los mínimos y más libertad para alcanzar máximos.
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