viernes, 6 de julio de 2007

Fin de examenes

Quien lo diria, hace cuatro dias como aquel que dice empece el segundo cuatrimestre y ya mañana lo acabo.

Dos semanas de intensos examenes y ya está. De momento dos notitas nada más: 9,4 y 6,5. Todo sobre ruedas. Objetivo: no visitar a las señoras de septiembre.

Mañana es un dia de pasión, pasión con adrenalina durante las horas previas a un examen que no llevo bien preparado. Pasioón cuando reciba el examen y lea las maravillosas preguntas que Cañibano (el profesor) me tiene preparado. Despues más pasión si cabe con el previsible o presibles tercios a las 12 de la mañana, alcoholismo, no, pero ya lo habeis adivinado, es pasión.

Luego llega la noche, en la que no habrá nada planificado. Jugamos con la improvisacion, ni cena ni planes ni nada. Tendrá que ser una teoria fisica que diga que varios cuerpos sueltos en el espacio tienden a juntarse y más pasión...

Y cuando crees que lo mejor del dia ha terminado, te equivocas. Lo mejor está por llegar, a dormir, ya estas derrotado y nada en el mundo puede evitar que te marchites con el paso del tiempo. Pero puedes optar acurrucarte y fundirte en un abrazo con la persona a la que quieres... mañana por la mañana cuando veas su carita a tu lado entenderás lo buena que fue esta última decisión. Todo por la pasión.








(vale estoy meloso, pero llevo tiempo en la oscuridad de los libros).
Buenas noches señores, me voy a la piscina. Hora -> 00:20, seguro que hoy nado solito.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querido amigo del alma,

Te desearía lo mejor si no fuera porque el calor del sombrero que sostiene mi largo cuello me impide pensar con lucidez. A veces, cuando miro la copa de martini que descansa a mi lado, pienso si no sería mejor que me hubiera ahogado aquel día en el cuenco de punch de aquella horrible fiesta.
Te pediría disculpas por mi falta de claridad, pero es que he pasado tan mala noche que no tengo fuerzas para hacerlo, creo que ni las olas de la marejadilla hacen tanto ruido como el que ahora se produce en mi delicada cabecita rubia, que no sirve para nada más que para sostener sombreros. La verdad es que no tengo idea de cómo puedo estar atinando tan bien las teclas de este extraño electrodoméstico.
Creo que lo mejor será irme de shopping a gastar con mi tarjeta de crédito alguna suma desorbitada, una que la gente de a pie no verá ni en toda su vida, será una buena forma de satisfacer profundamente mi ego.

Siempre tuya,
Pamela